La historia de Zac Efron
Ahora es una súper estrella, al principio le costó mucho arrancar desde pequeño… No te pierdas la historia de Zac Efron.
Enganchado a la consola
Cuando era pequeño (a los 8 años), a Zac, le gustaban los videojuegos. Nada más salir del colegio, hacía los deberes que le mandaban y al terminar de hacerlos… directamente a jugar a la consola. En aquellos años, a Zac no le gustaba para nada la música, pero todo cambió en un viaje. Iba al coche con sus padres y comenzó a cantar una canción que sonaba en la radio. Claro, los padres sorprendidos… Entonces los padres de Zac le propusieron tocar el piano, y Zac les dijo: « ¡Eso es una verdaderamente tontería! Yo paso».
Se pasa a la música
Pero no pasó. Cuando tenía ya 11 años, decidió dejar de lado el béisbol, y cambió su vida. Se apuntó a clases de piano y su profesor, Jeremy Mann, alucinó con él: «Cuando crezca este chico, será como Brad Pitt. Es el chico con más carisma». Así que no quiso perderlo y lo metió en el grupo de teatro que él mismo dirigía. Allí, Zac hizo muchos amigos, aprendió mucho sobre la actuación y hasta se echó alguna novia. Como hacían mucho de actuaciones, él empezó a salirse encima del escenario y descubrió que quería ser actor en plan profesional, hasta ganó un permio mundial con su grupo.
A punto de abandonar
Zac estaba muy convencido de que podía convertirse en una estrella y, acompañado por su madre, comenzó a hacer castings para cine y TV. Pero siempre le rechazaban. Así que Zac se marcó un límite: si en un año no le daban ningún papel, renunciaría a su sueño de ser actor. Pero justo antes de que se cumpliera el plazo, le cogieron para hacer muchos anuncios, pero pronto se sintió poco valorado.
Con Disney directo a la fama
A punto estuvo de nuevo de mandarlo todo al garete porque no le iba lo de los anuncios. Pero Zac había nacido para ser actor. Por eso, cuando pensaba en abandonar, comenzó a participar en algunas películas, y eso le dio fuerzas para continuar y presentarse al casting de HSM. Fueron unas pruebas muy duras, pero el papel era perfecto para él. Al fin y al cabo lo consiguió. Con lo mal que lo había pasado, por fin había logrado su sueño: era una estrella.